jueves, 18 de diciembre de 2008

MOLINA: DIMITE - EL PUEBLO NO TE ADMITE

Molina anuncia que en breve habrá una normativa 'antipopular' contra la 'piratería'

El ministro de Cultura, César Antonio Molina, ha anunciado que "no muy tarde" habrá una normativa, "que probablemente sea antipopular", para regular la piratería en Internet. Molina, que participó en los Desayunos Informativos de Europa Press, dijo que esta práctica "ilegítima" afecta a toda la Cultura. Además, tendió la mano a los guionistas, que podrían movilizarse al sentirse "menospreciados" por el Real Decreto que desarrolla la Ley del Cine, y consideró que este colectivo no irá a la huelga porque el Ministerio "está con ellos y les apoya".

17-12-2008 - La Vanguardia - Preguntado por la posibilidad de cegar el acceso a Internet a los 'piratas' reincidentes, Molina señaló que se están "estudiando fórmulas" y que "no muy tarde habrá una normativa que regule" todo este tema. "Probablemente será una normativa que será muy antipopular, pero lo que es antipopular, ruinoso y un desastre es que los miles de puestos de trabajo que da la cultura desaparezcan por esta actuación ilegítima. Eso no se puede permitir", enfatizó.

Molina subrayó que desde Cultura ya se está luchando y "actuando muy bien" contra la piratería desde "muchos frentes" y que en las reuniones de ministros europeos es un tema "reiterativo", con la elaboración de nuevas leyes y nuevas formas de ordenación, que impidan que la piratería, "una termita que está destruyendo toda esa red de industria, adquiera tonos tan extremos".

Durante el encuentro, Molina también habló de la situación del cine español y de un colectivo en concreto, el de los guionistas, quienes han mostrado su descontento con la aprobación la pasada semana del Real Decreto que desarrolla la Ley del Cine. Ante una posible huelga, Molina consideró que "no van a tener que llegar a esa situación, que no nos gusta a nadie, porque se pueden resolver las cosas de otra manera".

El ministro recordó que los guionistas son un colectivo fundamental que presentó sus alegaciones en la elaboración de la Ley del Cine y consideró que con quien "menos problemas" tienen es con Cultura, porque les afectan "más bien, problemas laborales, con las televisiones, con los productores...". "Que sepan que el ministro y el Ministerio están con ellos y les vamos a apoyar, como hemos hecho siempre, en todo lo que podamos".

En cuanto a la proyección internacional del cine, Molina consideró como "un error muy grande" pensar que la cinematografía nacional no funciona. "La demanda del cine español en todo el mundo es gigantesca y el prestigio es importantísimo", dijo, lamentando que durante la campaña electoral "alguien" se dedicase a "hablar mal" del cine español, "en el mismo instante en que le daban el Oscar a Javier Bardem".

"Eso ya es una de idea de hasta qué punto hemos llegado. La cultura tiene que estar por encima de cualquier visión partidista", dijo, y consideró que no entendía el porqué de esa "imagen un poco tergiversada". "Nuestros cineastas son tan maravillosos y magníficos como nuestros escritores, de los cuales nadie duda", zanjó, agregando que muy pocas cinematografías tienen "los Oscar y los premios que tienen los nuestros".

Otro de los temas por el que Molina fue preguntado, tenía que ver con las grabaciones realizadas por la SGAE de una boda, para demostrar el impago de derechos de autor. "La SGAE es una sociedad legalmente constituida, con unas normas, unos criterios y una forma de actuar. Si hace las cosas bien, las hará bien; si las hace mal, irá a los juzgados, ganará, perderá... Pero está totalmente regulado, es una sociedad que lleva más de un siglo funcionando", remarcó.

A este respecto, Molina apuntó que las entidades de gestión, además de estar fiscalizadas por Cultura, deberían estarlo por las Comunidades Autónomas. Y anunció que en breve Cultura hará público un informe solicitado al Ministerio de Administraciones Públicas, en el que quedará claro, en principio, que "no hay la más mínima duda sobre su actuación".

"La SGAE tiene que defender los intereses de sus asociados como lo hace cualquier otra empresa de carácter privado. Hace lo que cree que debe hacer. Si se confronta con la Ley, ese será un problema legal y sabe a lo que se expone, a las multas, a los inconvenientes que eso entrañe", concluyó.

2008 NO HAY VUELTA ATRÁS

Ninguna campaña va a cambiar la realidad, pero Internet sí que lo ha cambiado todo

Seguro que le suena esta pregunta: ¿hacia dónde va la industria discográfica? La cuestión lleva años en primera línea de la actualidad musical y lejos de zanjarse en el ejercicio que ahora acaba se radicaliza pronosticando momentos especialmente movidos en 2009.

18-12-2008 - No es sólo el hecho de formularla en un contexto económico particularmente aciago lo que hace que la incógnita cobre un nuevo sentido -pase lo que pase y termine cuando termine, parece obvio que muchas cosas ya no van a ser iguales tras la recesión-, aunque también resulta evidente que este último detalle la redimensiona: como en el caso de la prensa impresa -estos papeles que tiene usted entre manos-, la industria discográfica ya vivía con anterioridad su propia crisis y experimentaba la necesidad de un cambio en su tradicional modelo de negocio. Y cuando la situación económica se recupere -seamos optimistas...-, su crisis seguirá ahí.

2008 nos trajo, no obstante, algunas notables novedades al respecto, tímidos movimientos de adaptación a una realidad mil veces anunciada, comprendida y asumida por la mayoría social pero aun así negada desde esa industria con, se diría, inconsciente tenacidad: internet no sólo ha cambiado la forma en que accedemos a los contenidos, sino también la percepción que tenemos de éstos.

En el proceso digital, el tándem antes indisoluble sobre el que se basó gran parte del crecimiento de la industria cultural, contenedor y contenido, saltó en pedazos. El segundo ya no necesita del primero, que fluye libre y se duplica, en la práctica, con coste cero. Puede ser, y de hecho es, generador de valor económico -¿hace falta volver a acudir, en el caso concreto de la música, al ejemplo de los sucesivos incrementos en la asistencia a conciertos registrados en muy distintos análisis?-, pero no, al menos no de manera mayoritaria, en el sentido tradicional que asociaba venta de contenidos a venta de copias físicas. Quedará mercado, nada desdeñable, por cierto, pero será el destinado a quienes con afán coleccionista valoren precisamente la posesión de la copia física. Y pagarán por ésta, no por el contenido.

Guste más, menos o nada, ésa es la realidad y contra ella poco pueden ni las risibles campañas antipiratería emprendidas desde determinadas administraciones en estrecha colaboración con el lobby de gestión de derechos de autor -tan estrecha que por momentos parecen ya la misma cosa- ni las presiones de ese mismo lobby y del ala dura de la industria para reconfigurar a la carta la Ley de Propiedad Intelectual, convirtiendo en delito aquello que hoy, y con suerte, no pasa del ilícito civil: el intercambio de archivos protegidos a través de redes P2P, cada vez en mayor desuso por lento frente a otras alternativas.

Pese al bochornoso empeño en negar la realidad, ésta es la que es y no la van a cambiar campañas como Si eres legal, eres legal, del Ministerio de Cultura, que insiste en definir como delictivas actividades que, desprovistas de ánimo de lucro y con el fin de un uso privado, la Fiscalía General del Estado ha descartado como tales; el proyecto Educar para crear, auspiciado por el Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro) y diversas multinacionales, entre ellas Telefónica, Universal y Microsoft, con tácticas de adoctrinamiento a la infancia propias de regímenes totalitarios; o el intento, ya rechazado por la Unión Europea, de imponer algo parecido a la llamada Ley del marido de Carla Bruni o Ley Sarkozy, esto es, el corte de línea a quien realice descargas de material protegido, aunque eso suponga pasarse por el forro la supuesta inviolabilidad de las comunicaciones-. Todas ellas parecen tan destinadas al fracaso que no resulta extraño que en 2008 haya sido la propia industria discográfica la que haya comenzado a aceptar como naturales, o al menos inevitables, esos antes mencionados tímidos movimientos.

En este sentido, basta señalar que lo que hasta hace poco se consideraba impensable, el regalo a través de la red de canciones sueltas de un álbum concreto, a lo largo del año que acaba se ha convertido en práctica habitual, tanto desde las independientes más combativas como desde las megacorporaciones del disco. Sin embargo, más allá de ese hecho constatable se imponen otras evidencias, las de voces surgidas de la propia industria del disco que claman por dejar de criminalizar a sus potenciales clientes y exigen algo de cordura si lo que se pretende es salvar los trastos. Pienso en el antaño directivo y hoy consultor Gerd Leonhard, autor de The Future of Music, abogando en el reciente Foro Internacional de Contenidos Musicales (Ficod) por la reconsideración del copyright y la implantación de una tarifa plana que a su juicio normalice las descargas de material protegido; o en los ensayos en comunidades reducidas en torno a la viabilidad de proyectos similares -me refiero a Choruss, promovido desde varias multinacionales para implantar en distintas universidades norteamericanas dicho sistema de tarifa plana y reparto real, no aleatorio, de los derechos devengados-.

Plausibles o no, son al menos iniciativas destinadas a sacudir el enconamiento de la industria y de unas entidades de gestión de derechos de autor socialmente desprestigiadas -con la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) a la cabeza, capaz de dilapidar durante los últimos años el crédito logrado a lo largo de un siglo-, de cuyo ámbito de influencia, aún notable, escapa un cada vez mayor número de propuestas. Pese al interés por ningunearlas -tildando a sus usarios, por ejemplo, de niños pijos (Bautista dixit)-, la pujanza del copyleft y las licencias Creative Commons ha quedado demostrada en estos doce meses con un rosario de títulos mayúsculos, muchos de ellos merecedores de figurar entre lo mejor de la producción musical española en 2008. De éstos, excepcionalmente en miércoles, hablaremos la próxima semana.